domingo, 23 de diciembre de 2012


Budapest no fue bonito.. se me ocurrió seguir visitando hostales , según yo porque estaba experimentando algo único que era diferente de todo lo que había hecho antes. Error. Fui a caer en una habitación larguísima llena de literas donde compartías tu sueño con otros 16. Sí, 16. Dos regaderas y dos inodoros. Juré que iba a durar cuando menos unos días en lo que conocía la ciudad. Duré la el día que llegué y esa misma noche planeé cómo irme. La situación es que yo ya tenía pagado el hostal por muchas noches y de ahí me iría a Roma a un lugar que también estaba pagado. Pero me desesperó un poco mi experiencia en Budapest. No diré que es feo porque seguramente no lo es, pero la forma en que yo la viví fue horrible. Estaciones del metro cayéndose a pedazos. Monumentos descarapelados, siendo víctimas del tiempo y la humedad. El paseo en río fue increíble y el ayuntamiento, que por cierto, es el segundo más grande del mundo después del de Nueva York, es espectacular, pero esto lo puedo recordar vagamente después de todo lo que viví en menos de 24 horas. 

Nada tenía mantenimiento y definitivamente no se veía la inversión (si es que la hacen) en turismo. Nada de servicios, nada de hospitalidad. Percibía que la gente se me quedaba viendo, y honestamente me sentía insegura. Me perdí por las calles, me quisieron cobrar la vida por los tours.. y para colmo tomé uno en el que me sentaron con un niño que no dejaba de escuchar Payphone a todo lo que daba. ¿Y para qué les miento? pienso en mi ex con esa canción. Si estuviera en México, esa situación ya se me hubiera olvidado, creí que en Europa eso iba a ser más fácil, porque estás saliendo, conociendo gente, ciudades, etc. pero se me olvidó un detalle: iba a estar absolutamente sola. Y además, por primera vez. 

El caso es que me bajé en la siguiente parada y caminé sin control, lo cual también fue un error puesto que estaba anocheciendo. Regresar fue un fastidio, también lo hice a pie pero pasé por toda clase de lugares horribles. Vi como 4 ventas de drogas en lo que llegué. Y aunque normalmente no me da miedo prácticamente nada, quería salir de ahí. Llegué al hostal y gracias a Dios ya estaban todos dormidos. Así que me senté en una sillita que había afuera para calmarme y sacar todo el estrés acumulado que traía del día. Por lo que les he dicho hasta ahorita podrían creer que no fue algo grande o trascendental, pero piénsenlo: Viajé a Europa un día después de aventarle un anillo de compromiso a alguien en la cara, para estar dos o tres meses totalmente sola, sin nadie que me buscara más que Beto, con lo que me siento incomodísima y pues... rara; a mi papá no le gusta que viaje y menos en planes como este: largos y “sin sentido”, así que como siempre, él estaba fingiendo que yo no estaba en otro país. Así es él siempre, si le preguntan dónde estoy responde algo así como: en la casa o en el cine, o algo así. Por lo mismo nunca me habla, y si yo lo hago, realmente pretende que estoy en el cine y me contesta como si me acabara de ver. Si al regresar le cuento de todo lo que viví no me pone atención y cierra la conversación con un “pásame la sal”. Mi mamá, en el otro lado, me marcaba diario. Por la mañana, por la noche, le hablaba a mis amigos con los que viajaba, al hotel para verificar que yo llegaba por las noches hasta que ya no pude más y un día me pasé de rebeldita y le pedí que no me volviera a hablar cuando estuviera fuera. Y así lo hizo. Yo podía marcarle, claro, pero ella ya no me preguntaba mucho porque sentía que yo me iba a molestar. Y mis hermanos, pues cada quien está en lo suyo, pero hay uno en especial que se enteró muy tarde que yo estaba sola. Originalmente le comenté que me iría con amigos y no le dije nunca que ese plan había cambiado. No se enteró en Budapest sino después, y se puso como loco, pero eso ya se los contaré después. 


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