sábado, 6 de abril de 2013



<< Álvaro regresa en tres días para comer e irnos al aeropuerto. De a ratos siento que acabo de llegar y no que ya me voy a ir... >>

Ese día volvimos a comer con los polacos y llevamos a la turca a dar un tour religioso porque sabe poco de las religiones que no son la suya. Comimos mucho pato y bebimos mucho vino tinto. En la noche nadie hizo nada, así que yo me fui al hotel de Jerôme, donde me quedo desde que soy una niña. Estuve muchas horas pegada al balcón viendo a Doménico entrar y salir de su restaurante, a unos franceses celebrando la llegada de un bebé en un bar y al mesero alemán de la burger house corriendo hacia su coche para salir volado a reventarse. Motos y cigarros, así es esta calle, nunca pasa nada más. Y esta es toda mi vista, atravesando la calle hay un edificio igual de alto que éste y con el mismo diseño pero no es hotel, son departamentos. Y cuando mi vista no se dirige a la calle se dirige a la ventana de mi vecino de enfrente, que por algún motivo se la vive paseándose por su casa en calzones... nada mal, nada mal.

No hay comentarios.: