domingo, 31 de marzo de 2013


-¿Ya te diste cuenta de que nunca vamos a estar así con Ney?- me dijo Cam con tristeza.
-¿Soltera? Sí. Y no quiero conocer a la cosa con la que se va a casar.
-Yo tampoco. ¿Vas a ir?
-¿A dónde?
-A su boda.
-¿A Turquía? Lo dudo. ¿Tú?
-No creo y me siento pésimo por eso.

Sonó mi celular, era Beto, para avisarnos que ya estaba entrando al lobby por nosotras. Nos tomó del brazo y salimos. Cam no dejaba de sonreír como pronosticando un regreso entre nosotros, mientras más lo hace, menos quiero estar cerca de Beto. Cuando llegamos al restaurante y nos separamos, me alivié. 

Esta reunión era una tradición que teníamos los hijos de embajadores cuando éramos niños. Fuimos agregando gente con el tiempo pero ellos vienen y van. 

Fui con un vestido plateado que moría por estrenar y Cam llevaba algo rarísimo, un vestido naranja tipo baggy que la verdad se le veía muy bien. Ney estaba platicando con Carrie Soumer, es una niña más pequeña que nosotros, que originalmente iba porque su novio la invitaba. Ese chico era famoso por las fiestas que daba y porque sus papás le dejaban hacer lo que le viniera en gana. Creo que Carrie fue quien lo pudo centrar, pero un día pelearon. Él manejó alcoholizado y chocó en un puente. Murió instantáneamente después de caer 11 metros pero antes de rodar 20. Después de eso todos le dimos un Óscar por su papel de “viuda” (a sus 15 años). Supongo que tenía que hacer ese drama si quería seguir teniendo relación con nosotros. Fuera de eso me caía bien. 

La música era tan baja que no se podían distinguir las canciones, lo cual era agradable porque podía escuchar las pláticas y las risas de mis amigos. Hace mucho que no me siento así: no-sola. Podía sentir la mirada de Beto desde donde fuera, y claro que recibí todo tipo de comentarios: que si estábamos juntos de nuevo, que porqué no, que hacíamos linda pareja. Ya me acostumbré, así que no importa.

-¿Cuándo te vas Nicole? ¿Porqué no te quedas? - dijo José Octavio, el hijo del embajador de México en Rusia. Él vivía en Niza y según supe tenía el hogar más lindo del mundo (tipo Toscana, quien sabe por qué)
-¿En París?
-Sí, deberías estudiar acá, hacer tu vida acá. Te va a sentar muy bien, París te queda.

Esa última frase se quedó colgada de mis orejas para siempre. Yo creo que ahí empezó mi adicción como tal, porque, si me quedaba París, ¿porqué no me iba a quedar Tokyo, Londres, Los Angeles, Hong Kong, Buenos Aires?...

No hay comentarios.: