martes, 12 de febrero de 2013


Es hora de volver a cargar mi celular.. mil mensajes de Beto otros tantos de Alex... ajaa.. ¡uno de Camila! ¡qué emoción! “Amiga, ¿vas al Grand? ¿por qué no me contestas? Te amo” Ahora que lo pienso la única persona con quien me la paso bien en esas fiestas con ella.

Camila era una persona especial. Aunque es hija de gente muy importante y está rodeada de lujos todo el tiempo, es desenfadada, en su forma de ser, de pensar, de actuar... y claro, de vestir. Me encanta ver sus fotos en periódicos y en revistas sociales, siempre aparece rodeada de oxigenadas, plásticas, operadas, haciendo boca de pato, entaconadas y falsas mujeres de sociedad y ella con su ropita sin chiste, en flats pero atacada de la risa (creo que no entiende que las fotos son para sonreír no para reír, jaja). Es de las que nunca le haría daño a nadie.. y aunque mi mamá la califica constantemente de hippie, también sabe que cuando los eventos son magnos hay que lucirse.. eso es lo que me gusta de ella, lo versátil que es. Es más, en sociedad es famosa por eso.. desde niña, cuando jugábamos a ser hermanas porque se apellida casi como me llamo: Nicholayevsky.

-¿Cami?
-¡Nico!
-¿Cómo estás? ¿dónde andas?
-Bien, bien ya llegué a París, ¿y tú? ya llevas rato por acá, ¿cierto?
-Sí llevo días aquí pero mi hermano no me soltaba: museos aquí exposiciones acá eventos por acuyá, ya sabes cómo es, se quiere comer el mundo y no nos dio la vida.
-¡Qué bien! ¿Estás con él?
-No, fue a Barcelona a ver a Carlos Alberto Peñalver.
-¡¿Carlos Peñalver está en Europa?!
-Sí Cami, y te prohibo ir a perseguirlo, te-lo-pro-hi-bo.
-No te cansas de hablar feo de él, ¿verdad?
-No me canso de cuidarte de él, que es otra cosa.
-¿Bueno y qué plan Nic?
-Tú dime.
-Yo estoy con los polacos, ¿no quieres venir?

Ay esos polacos... nunca, NUNCA se me va a olvidar cuando Cami y yo los conocimos. Eran dos jovencitos emprendedores que habían abierto un restaurante de comida polaca en la Condesa, en la Ciudad de México. Yo invariablemente pedía el pato a las peras con ensalada de betabel y arenques con pepinos en salmuera, eran una auténtica delicia y la especialidad de la casa. Cami pedía siempre diferente y era muy indecisa, se tardaba tanto, que cuando los polacos ya eran nuestros amigos se la pasaban sirviéndole cosas “sorpresa” que no estaban en el menú. Pero bueno, un día hubo ahí un evento privado y cerraron las puertas al público. Estábamos en la terraza Cam y yo cuando se acercaron los polacos, nosotras sabíamos que eran los dueños pero nunca habíamos cruzado palabra con ellos. Resultó ser que era cumpleaños de uno y en aquel entonces no sabían mucho español y a eso, sumarle lo mucho que habían tomado okowita (vodka), pues dio como resultado que lo único que pudo decir (unas doscientas veces) fue: “you, me, disco” . Después descubrí que lo quería era bailar.

El restaurante quebró y ellos volvieron a Europa, pero nunca a Polonia, ellos se buscaron otro restaurante donde hacer negocio y yo otro restaurante donde comer pato a la pera.


face      Nicole Adiktah
twitter  @nicolecanun

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