domingo, 17 de febrero de 2013



La turca es una niña linda y de muy buena educación. Sus papás tienen muchos negocios en su país y forman parte de la crema y nata de por allá. Amo que nos cuente sus historias de fiesta y de cómo conoció a tal y a tal. Sobretodo porque parece que está hablando de algo que ocurrió hace 100 años: no habla de comida instantánea y productos  desechables, sino de reliquias familiares, de bordados hechos a mano, de chaperones, de celosías... no sé, tal vez me encanta porque también alguna vez así fue México, antes de los productos desechables, las ideas desechables y la gente desechable. Además, todo lo cuenta tomándose el tiempo para hacer las pausas necesarias y para darle sorbos a su té favorito, uno que siempre trae cargando en una bolsita. Ya le dije que si un día nos visita a Cam y a mí, va a tener que encontrar otras formas de llevar esa hierba o se meterá en problemas. Todo esto lo estaba pensando mientras ella hablaba, me volví a conectar a la conversación cuando escuché un “me pone el cuerno”..

-¡¿Qué?! - gritamos Cam y yo.
-¿Qué dije?
-¿Cómo está eso de que te ponen el cuerno? 
-¡Pero aún así me voy a casar! Tranquilas.

Cuando vio nuestras caras aterrorizadas, nos explicó:

-Allá no es como aquí, aquí de eso te agarras para zafarte de alguien. Allá lo sabes y prefieres tu boda, tus hijos, tus familiares contentos a tirarlo todo por una sola aventurilla que tenga él.

Cabe destacar que nada de esto lo dijo con desagrado, con desgane ni con sumisión. Así son las cosas allá y ella es de allá, ella entiende y acepta cosas que nosotras no. Esto no la hace débil, esto la fortalece. Después agregó:

-Además nunca me dejaría por ella, por la costurera.

Nosotras estábamos escandalizadas no por lo que decía sino por cómo lo decía, como si contara lo que comió ayer; sin embargo nos mostramos tranquilas porque ella lo estaba.

-Claro que no te dejaría, tú eres una chica increíble y vales la pena al 100%- dijo Cam un poco indignada.
-Es verdad, pero no sólo no me dejaría por eso sino porque la escuincla de quien les hablo ya no es virgen y ha pasado por más de uno allá en Estambul, por eso les digo que descuiden, no pasará nada.- y sonrió.

Neylan es la última de cuatro, todos varones antes que ella. Su madre ya no podía embarazarse según el doctor y creyó que ya no se le haría tener una mujer, pero después de resignarse llegó Ney. Su nombre significa “deseo cumplido”.

Cuando la turca se paró al baño, Cam me dijo: 

-Vámonos de shopping ya o si sigue con historias de:  “cómo mi novio se acuesta con todo Estambul mientras yo me guardo para él” me van a hacer que la mate con mis propias manos.

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