domingo, 21 de abril de 2013


Penúltimo día. Brunch en Maxine´s y lunch acostadas en campo marte. Camila y yo no parábamos de hablar, cosas de niñas. Es curioso siempre usamos esa frase para correr a un hombre. “¿De qué hablan?” “Cosas de niñas” y ellos piensan que hablamos de nuestro periodo, de esmalte para uñas, de maquillaje... No. “Cosas de niñas” significa hablar de niños.

-¿No vas a regresar con Beto?
-¡Qué presión con ese tema! ¿Tú vas a regresar con Lorenzo?
-No es lo mismo.
-Bueno, no.
-Beto te adora, yo sólo digo que no desperdicies eso que tienen, que muchos no tenemos.

Cami se veía mal, y no lo había notado hasta que dijo eso último.

-¿Hay algo que quieras contarme Cam?
-Mis papás se están divorciando.
-Lo siento.. no sabía.
-Me da igual que se divorcien, igual no se hablan.. pero me gustaría tener algún apoyo como un novio para pasar por esto, eso es todo.
-Si quieres te rento a Beto.
-¡Ay Nicole!

Nos quedamos dormidas en el pasto y despertamos porque unas chiquillas italianas estaban haciendo mucho ruido. Y claro, habían venido hasta París, tenían que tomarse la típica foto delante de la torre Eiffel saltando todas al mismo tiempo. Y cuál va siendo nuestra sorpresa que las escuinclas de unos 14 años eran gimnastas y no sólo saltaban y sonreían sino que hacían maromas en el aire, black flips, splits, splats, de todo. De verdad impresionante. Esa fue nuestra llamada a irnos.

En la tarde, después de huir de unos árabes que querían tomarse una foto con nosotras, fuimos a mi hotel. Jerôme nos invitó pastis en el lobby. Y como de telenovela mexicana: justo cuando estamos brindando aparece Beto (como ya les había contado Beto y Jerôme se odian a muerte). Se saludaron como si nada y se ofrecieron las sonrisas más falsas que he visto. Claro que fue incómodo, tanto como para mejor despedirnos. Yo quería subir a dormir, estaba harta de tanto sol y cansada por lo que había pasado.

Último día completo:
Ahora sí, último día entero en París, mañana parte nuestro avión en la tarde y no sé si estoy feliz o triste... Triste de dejar París pero feliz porque hoy iremos a pasear a un lugar maravilloso...

En el camión que nos llevaba a vaux le vicomte tuve una conversación con Cam que cambió todo.

-Ayer después de que nos despedimos fui a caminar con Beto.
-Cam, no sigas con el tema, ya es aburrido -dije sin apartar la mirada del libro que llevaba en manos.
-¿Te acuerdas de Ana Caro Alcántara?
-Como no voy a acordarme si es con quien mas salgo en el DF, la tengo en casi todas mis clases. De hecho en semana santa vamos a ir a Playa del-
-Está viendo a Beto.
-¿Cómo?
-Están saliendo, viéndose, besándose, qué sé yo..
-¿Eso te dijo?
-No necesitaba decirlo apenas tocamos el tema y se empezó a poner mal. Me pidió que no te dijera.. él está muy arrepentido y si tú le dieras una opor-
-¿Tú estás loca Camila? ¡Por supuesto que no le doy nada! ¿Ana Caro con Alberto? ¿Estás segura?
-Nic, no sé si fue bueno decirte pero si esto se hace más grande no puedes estar sin saber.
-Claro, Cam, no te preocupes.. no importa..

El resto del camino nos fuimos sin hablar y yo como idiota poniendo canciones tristes que van perfecto con el clima. París, frío y gris... como yo. Dejà vu.

sábado, 6 de abril de 2013



<< Álvaro regresa en tres días para comer e irnos al aeropuerto. De a ratos siento que acabo de llegar y no que ya me voy a ir... >>

Ese día volvimos a comer con los polacos y llevamos a la turca a dar un tour religioso porque sabe poco de las religiones que no son la suya. Comimos mucho pato y bebimos mucho vino tinto. En la noche nadie hizo nada, así que yo me fui al hotel de Jerôme, donde me quedo desde que soy una niña. Estuve muchas horas pegada al balcón viendo a Doménico entrar y salir de su restaurante, a unos franceses celebrando la llegada de un bebé en un bar y al mesero alemán de la burger house corriendo hacia su coche para salir volado a reventarse. Motos y cigarros, así es esta calle, nunca pasa nada más. Y esta es toda mi vista, atravesando la calle hay un edificio igual de alto que éste y con el mismo diseño pero no es hotel, son departamentos. Y cuando mi vista no se dirige a la calle se dirige a la ventana de mi vecino de enfrente, que por algún motivo se la vive paseándose por su casa en calzones... nada mal, nada mal.