domingo, 10 de noviembre de 2013

Un boleto de ida por China Airlines...


Era martes y entré a mi casa azotando la puerta principal, subí y corriendo las escaleras, y llegué al baño justo un segundo antes de vomitar bilis. Había hecho 2 horas con 10 minutos para cruzar sólo media ciudad. Tomé tanto avenidas grandes como atajos y nada,  un trayecto que normalmente hago en 20 minutos me había provocado descompensación, estrés y vómito. Otro día en la ciudad.

Nunca me había puesto tan mal por algo tan trivial, y después de darle mil vueltas descubrí algo que me costaba reconocer: mi cuerpo lo estaba haciendo a propósito. Quería manipularme y hacerme creer que yo era intolerante a la Ciudad de México. Estaba buscando pretextos para sacarme de casa y depositarme en el aeropuerto más cercano y estaba dispuesto a sucumbir al estrés y otras afecciones para demostrarme que la fecha de mi próxima partida debía adelantarse.

Al principio me enojé, y mucho, no quería ceder ante mis impulsos, pero... la verdad es que nada me costaba comprar un boleto de avión y largarme. Después me inventaría algo con que contrariar a mi mediocre director de carrera al tratar de correrme. 

-”Hola, quisiera un boleto de ida vía China Airlines...”

viernes, 13 de septiembre de 2013

México lindo y querido... ya me voy

México es espectacular. Lo que diga se queda corto. Puede opacar a cualquier país. La cosa es que cuando estoy en México la sufro porque no me sé estar quieta. No sé qué significa eso. Claro que los primeros días me eché en una cama a acariciar a mi perro y a comer chilaquiles, como cualquier nostálgico que vuelve, pero ya llegué, ya comí, ya dormí y ya me quiero ir.
Siempre es lo mismo: llego y disfruto enormemente mi cuarto, mi familia, mi comida, y pasan los días y me percato del tráfico, de la contaminación, del exceso de gente. Esto evoluciona en todo tipo de malestares, molestias y quejas internas, que terminan explotando sin lógica en un “tengo que tomar un avión a donde sea.”
Antes me estresaban estos sentires porque no me dejaban tener una vida sedentaria, es decir, me privaban de novio, de trabajo, incluso de escuela. Pero ahora sé que lo raro sería que no ocurriese. Es mi modus vivendi, mi maravillosa, sui generis y ridícula forma de vivir. Estoy contenta con lo que hago y contenta con lo que no puedo hacer a causa de viajar. No pasa nada, así es mi vida.
Cuando regresé de Europa, estuve quieta 4 días exactos. Al quinto, obligué a una amiga a que me acompañara a fingir ser turistas y pasear por la ciudad. Fue increíble. Después de estar media hora en el metro, llegamos al centro de la ciudad, que estaba abarrotada de extranjeros que tenían las mismas intenciones que nosotras: “tomarnos la foto”. Recorrimos la plancha, la catedral y 4 museos. Comimos en el barrio chino y les compramos dulces a los niños que corrían en la calle. Por supuesto que compré un libro de turismo de la ciudad, mismo que traían todos los foráneos junto con su cara de perdidos. Fue lindo, mi país trata bien al que es de fuera, faltaba más.
El gusto me duró una semanita más. Me estaba empezando a volver loca lentamente y no dejaba de pensar en cómo zafarme de los exámenes finales de la universidad para poderme largar a donde fuera. A pie, camión, avión, ¡en burro carajo! Pero Dios escucha y conmigo, creo que hasta se divierte porque entre mis desvaríos, sonó el teléfono con una llamada por cobrar... desde Taiwán.
 

miércoles, 29 de mayo de 2013


Ya en el avión yo sólo quería pisar México. Llegar, llegar, llegar. Mi hermano y yo teníamos asientos separados, y él se fue dormido literalmente todo el tiempo, y yo sin poder pegar el ojo, yo quería escribir, contarle a alguien todo lo que había pasado. De hecho es gracias a esos regresos donde no hago otra cosa más que escribir, que existe este blog. Tengo tantos cuadernos llenos de memorias que posiblemente haya perdido un par sin darme cuenta. 

Este iba a ser un vuelo de 12 horas en donde regresamos 7. Lo que quiere decir que todo el maldito tiempo habrá un sol insoportable entrando por todas las ventanillas. 

Quiero mi casa, mi casa, mi casa. Mi cuarto, mi perro, mi compu. 

Estaba desesperándome como una niña chiquita hasta que se sentó junto a mí la que iba a ser mi one-serve-only compañera de vuelo. Claramente alemana y más o menos de mi edad. La persona atrás de ella empujó su asiento sin querer a lo que ella contestó como de reflejo:

-Ay cabrón. -me miró y dijo: Hola soy Greta
-Hola. Creí que eras alemana.
-Lo soy, pero me casé con un mexicano, así que me toca hacer la maestría allá, en CU. 
-¿De verdad? Te va a encantar CU es de los lugares más bellos de mi ciudad.

Ella había estudiado en Berlín, donde yo había estado hace poco y yo en México, donde ella iba a estar dentro de poco, así que como podrán imaginar no nos paró la boca. 

Y que aterriza el avión. No saben lo que sentí. Como cuando despiertas de un sueño. Desperté satisfecha del viaje, pero sin más ganas de Europa. Este fue un Europa sencillo, facilito. Quién iba a creer que mi siguiente Europa iba a tratarse de cargar 26 kilos de maletas y contar centavos diariamente para ver si me tocaba comer.

Bajé del avión, recogí equipaje, pasé por aduana, y salí corriendo hacia las puertas automáticas, porque afuera, ahí afuera, estaba mi debilidad más grande y también lo que me da fuerzas para seguir haciendo estas locuras, estaba ahí, extrañándome todos los días, estaba ahí ofreciéndome más de lo que cualquiera puede ofrecer, estaba ahí, esperándome con los brazos abiertos... México, mi bella, única, gloriosa, Ciudad de México. 

Llegué al hotel por ahí de la 1am, dejé mis cosas, me cambié, conté las horas para irme y me empecé a poner mal. Temblé, lloré, respiré extraño. Y así, con la ropa de dormir puesta, salí. Hacía frío y no me importó, sabía que era peligroso y no me importó, solamente corrí. Fue raro, una parte de mí no sabía a dónde iba, y la otra tenía todo un plan, tomaba atajos, saltaba rejas.. y que llego a la torre Eiffel. ¿Cliché? Digan lo que quieran, esa torre es mía. Me fui de rodillas y lloré por más de una hora. No quería irme, creo. No quería dejar París, mi París. El pasto estaba mojado por lo mucho que lloviznó en la noche pero igual me acosté. Es tan bella. Me maravilla, me enloquece, me provoca.. me enfrenta. Me reta a quedarme. Y a cambio me ofrece esta vista. A cambio me ofrece ponerme la piel chinita. Ay, París, ¡basta ya! ¡que tengo que irme! Me seduce y me atormenta al mismo tiempo. Y me doy miedo.. nunca me había puesto así y por primera vez me sentía capaz de todo. ¿Qué soy para ti París?¿Una turista más? ¿Una loca que te ama y ya? ¿que no puede dejarte ir? Aunque no lo crean estas preguntas se las grité. Fue un momento espectacular, cierro los ojos y estoy ahí de nuevo. Hacía frío pero gracias a todo lo que corrí me sentía fresca. Estaba en la madrugada, sola a la mitad de la ciudad, pero me sentía segura. Estaba mojada por tirarme al pasto y por llorar tanto pero me sentía viva.

domingo, 21 de abril de 2013


Penúltimo día. Brunch en Maxine´s y lunch acostadas en campo marte. Camila y yo no parábamos de hablar, cosas de niñas. Es curioso siempre usamos esa frase para correr a un hombre. “¿De qué hablan?” “Cosas de niñas” y ellos piensan que hablamos de nuestro periodo, de esmalte para uñas, de maquillaje... No. “Cosas de niñas” significa hablar de niños.

-¿No vas a regresar con Beto?
-¡Qué presión con ese tema! ¿Tú vas a regresar con Lorenzo?
-No es lo mismo.
-Bueno, no.
-Beto te adora, yo sólo digo que no desperdicies eso que tienen, que muchos no tenemos.

Cami se veía mal, y no lo había notado hasta que dijo eso último.

-¿Hay algo que quieras contarme Cam?
-Mis papás se están divorciando.
-Lo siento.. no sabía.
-Me da igual que se divorcien, igual no se hablan.. pero me gustaría tener algún apoyo como un novio para pasar por esto, eso es todo.
-Si quieres te rento a Beto.
-¡Ay Nicole!

Nos quedamos dormidas en el pasto y despertamos porque unas chiquillas italianas estaban haciendo mucho ruido. Y claro, habían venido hasta París, tenían que tomarse la típica foto delante de la torre Eiffel saltando todas al mismo tiempo. Y cuál va siendo nuestra sorpresa que las escuinclas de unos 14 años eran gimnastas y no sólo saltaban y sonreían sino que hacían maromas en el aire, black flips, splits, splats, de todo. De verdad impresionante. Esa fue nuestra llamada a irnos.

En la tarde, después de huir de unos árabes que querían tomarse una foto con nosotras, fuimos a mi hotel. Jerôme nos invitó pastis en el lobby. Y como de telenovela mexicana: justo cuando estamos brindando aparece Beto (como ya les había contado Beto y Jerôme se odian a muerte). Se saludaron como si nada y se ofrecieron las sonrisas más falsas que he visto. Claro que fue incómodo, tanto como para mejor despedirnos. Yo quería subir a dormir, estaba harta de tanto sol y cansada por lo que había pasado.

Último día completo:
Ahora sí, último día entero en París, mañana parte nuestro avión en la tarde y no sé si estoy feliz o triste... Triste de dejar París pero feliz porque hoy iremos a pasear a un lugar maravilloso...

En el camión que nos llevaba a vaux le vicomte tuve una conversación con Cam que cambió todo.

-Ayer después de que nos despedimos fui a caminar con Beto.
-Cam, no sigas con el tema, ya es aburrido -dije sin apartar la mirada del libro que llevaba en manos.
-¿Te acuerdas de Ana Caro Alcántara?
-Como no voy a acordarme si es con quien mas salgo en el DF, la tengo en casi todas mis clases. De hecho en semana santa vamos a ir a Playa del-
-Está viendo a Beto.
-¿Cómo?
-Están saliendo, viéndose, besándose, qué sé yo..
-¿Eso te dijo?
-No necesitaba decirlo apenas tocamos el tema y se empezó a poner mal. Me pidió que no te dijera.. él está muy arrepentido y si tú le dieras una opor-
-¿Tú estás loca Camila? ¡Por supuesto que no le doy nada! ¿Ana Caro con Alberto? ¿Estás segura?
-Nic, no sé si fue bueno decirte pero si esto se hace más grande no puedes estar sin saber.
-Claro, Cam, no te preocupes.. no importa..

El resto del camino nos fuimos sin hablar y yo como idiota poniendo canciones tristes que van perfecto con el clima. París, frío y gris... como yo. Dejà vu.

sábado, 6 de abril de 2013



<< Álvaro regresa en tres días para comer e irnos al aeropuerto. De a ratos siento que acabo de llegar y no que ya me voy a ir... >>

Ese día volvimos a comer con los polacos y llevamos a la turca a dar un tour religioso porque sabe poco de las religiones que no son la suya. Comimos mucho pato y bebimos mucho vino tinto. En la noche nadie hizo nada, así que yo me fui al hotel de Jerôme, donde me quedo desde que soy una niña. Estuve muchas horas pegada al balcón viendo a Doménico entrar y salir de su restaurante, a unos franceses celebrando la llegada de un bebé en un bar y al mesero alemán de la burger house corriendo hacia su coche para salir volado a reventarse. Motos y cigarros, así es esta calle, nunca pasa nada más. Y esta es toda mi vista, atravesando la calle hay un edificio igual de alto que éste y con el mismo diseño pero no es hotel, son departamentos. Y cuando mi vista no se dirige a la calle se dirige a la ventana de mi vecino de enfrente, que por algún motivo se la vive paseándose por su casa en calzones... nada mal, nada mal.

domingo, 31 de marzo de 2013


-¿Ya te diste cuenta de que nunca vamos a estar así con Ney?- me dijo Cam con tristeza.
-¿Soltera? Sí. Y no quiero conocer a la cosa con la que se va a casar.
-Yo tampoco. ¿Vas a ir?
-¿A dónde?
-A su boda.
-¿A Turquía? Lo dudo. ¿Tú?
-No creo y me siento pésimo por eso.

Sonó mi celular, era Beto, para avisarnos que ya estaba entrando al lobby por nosotras. Nos tomó del brazo y salimos. Cam no dejaba de sonreír como pronosticando un regreso entre nosotros, mientras más lo hace, menos quiero estar cerca de Beto. Cuando llegamos al restaurante y nos separamos, me alivié. 

Esta reunión era una tradición que teníamos los hijos de embajadores cuando éramos niños. Fuimos agregando gente con el tiempo pero ellos vienen y van. 

Fui con un vestido plateado que moría por estrenar y Cam llevaba algo rarísimo, un vestido naranja tipo baggy que la verdad se le veía muy bien. Ney estaba platicando con Carrie Soumer, es una niña más pequeña que nosotros, que originalmente iba porque su novio la invitaba. Ese chico era famoso por las fiestas que daba y porque sus papás le dejaban hacer lo que le viniera en gana. Creo que Carrie fue quien lo pudo centrar, pero un día pelearon. Él manejó alcoholizado y chocó en un puente. Murió instantáneamente después de caer 11 metros pero antes de rodar 20. Después de eso todos le dimos un Óscar por su papel de “viuda” (a sus 15 años). Supongo que tenía que hacer ese drama si quería seguir teniendo relación con nosotros. Fuera de eso me caía bien. 

La música era tan baja que no se podían distinguir las canciones, lo cual era agradable porque podía escuchar las pláticas y las risas de mis amigos. Hace mucho que no me siento así: no-sola. Podía sentir la mirada de Beto desde donde fuera, y claro que recibí todo tipo de comentarios: que si estábamos juntos de nuevo, que porqué no, que hacíamos linda pareja. Ya me acostumbré, así que no importa.

-¿Cuándo te vas Nicole? ¿Porqué no te quedas? - dijo José Octavio, el hijo del embajador de México en Rusia. Él vivía en Niza y según supe tenía el hogar más lindo del mundo (tipo Toscana, quien sabe por qué)
-¿En París?
-Sí, deberías estudiar acá, hacer tu vida acá. Te va a sentar muy bien, París te queda.

Esa última frase se quedó colgada de mis orejas para siempre. Yo creo que ahí empezó mi adicción como tal, porque, si me quedaba París, ¿porqué no me iba a quedar Tokyo, Londres, Los Angeles, Hong Kong, Buenos Aires?...

domingo, 24 de marzo de 2013


Hoy llovió en París. Automáticamente me pongo triste cuando eso pasa porque he visto demasiadas películas. Desperté en un hotel, si sigo durmiendo en casas de amigos o en el depa que nos prestaron seguiré siendo de aquí, de París. Y ya casi es tiempo de regresar a casa. 

Yo me conozco, y sé que se les hará raro pero el final de mis viajes son delicados: si un día vivo lejos y tengo amigos lejos o incluso novios y al otro día regreso a México, termino shockeada. Llego al aeropuerto, saludo a mi familia, entro a mi casa, a mi cuarto y me suelto a llorar. De nostalgia.. y bueno, de shock. No es tan fácil. 

El problema es que cuando viajo nunca la hago de turista, siempre tengo que llegar directo a echar raíz, carajo. Y como me cuesta dejar, dejar una vida. Una rutina, aunque no lo parezca. Porque aunque diario hago cosas distintas, diario salgo por la misma calle y regreso a la misma calle también, tomo los mismos transportes, saludo a las mismas personas: al de la panadería, al de los periódicos.. y no porque los franceses sean particularmente amables, pero me refiero a que ya me conocen. Saben que paso todos los días por ahí. También me mensajeo con las mismas personas: con Cam, con Ney, con Beto. Y sí, extraño a mi México.. pero... no sé, es como tener varias personalidades que tienen varias vidas. Una personalidad extraña mi casa, otra va a extrañar París cuando no estemos. Así como una extraña a Beto y otra lo evita. Que difícil es ser varias personas a la vez...

lunes, 18 de marzo de 2013



Me acuerdo, me acuerdo de esa vida y de esa última reunión. No volví a ver a José Octavio, ni a Carrie, ni a muchos, pero todos siguieron sabiendo de mí.. digamos que he dado mucho de que hablar. Y ahora que ya pasaron muchos años, que ya nada de los errores que cometí se pueden corregir, me la paso fantaseando con mis bellas épocas.

La reunión ha de tener 10 años... Lo veo tan cerca, lo vivo cada que lo cuento y después despierto aquí en una pseudo clínica rodeada de pseudo doctores que sólo quieren “ser mis amigos”. La gente se reía y decía: viajar no puede ser una adicción... y yo también, no lo creí hasta que lo viví.. 

El terapeuta me dio un crayón, me encantan los crayones. Dibujé una línea azul, me apoyé en el centro del papel hasta arriba y comencé a bajar, primero por el lado derecho, al llegar a la esquina inferior izquierda subí de nuevo hasta la mitad y bajé más lento hasta llegar a la esquina inferior derecha.

-¿Qué es?
-El Senna.
-¿Eso es el Senna Nicole?
-Sí.- Él sólo veía una línea azul y yo veía París. Por lo mismo, agregué: ¿Tiene crayones de otros colores?
-¿Para qué?
-Para dibujar las líneas del metro, tal vez así lo vea más claro.
-Ya te dije que puedes hablarme de tú.
-Y yo ya le dije que USTED y yo no somos nada.

miércoles, 6 de marzo de 2013


Yo estaba sentada en la mesa del organizador platicando con su hermana cuando él entró por la puerta principal. Volteó alrededor como buscando alguien y supuse que buscaba a sus amigos pero sus ojos se detuvieron en mí. Y los míos en él.

-Eh.. Yo creo que iré a buscar a Liam, creo que ustedes tienen mucho de que hablar Nic.
-Gracias Janneth- le dije sin verla

Él se acercó caminando lento hacia mí hasta que sonó mi celular.

-¿Bueno?
-¿Nicole? No encontramos a Camila. Estaba con un niño raro al que nadie invitó al parecer. Se fueron en un Mercedes negro según los chicos del valet.
-Suena a Camila. Ya salgo.

Cuando levanté la mirada estaba Beto parado frente a mí, con cara de tristeza y los ojos hundidos. Ni siquiera esperé a que hablara ni le pregunté si estaba bien, simplemente le dije lo de Cam ofreció ayudarnos a buscarla. Yo me fui con él, la turca con Bernardina y Sussie con su novio. Recorrimos París de arriba a abajo, buscamos en las villas de la Sorbona, en su departamento, incluso fuimos al restaurante de los polacos y nada. Sussie la pasó marcando a hoteles y hospitales hasta que por fin dimos. Habían chocado y estaban entrando a urgencias. 

Llegamos 20 minutos después. ¿Quién iba a decir que agradeceríamos todos ese choque? El hombre con el que iba Cami llevaba más de 10 gramos de coca en los bolsillos y ella había tomado un poquito demasiado alcohol. Quién sabe que habría pasado de no ser por eso. La llevamos a casa de la turca y Beto me ofreció quedarme con él en su departamento. Él insistió alegando que no quería que nada parecido me pasara a mí y que prometía dormir en el sofá.

-Pero primero -dijo- dejemos el  coche aquí.
-¿Pero qué pretendes? ¿irnos caminando?
-No exactamente.

Y así con la ropa de gala, el peinado alto y demás, nos trepamos al metro. Todo el camino me iba sonriendo con complicidad y no dijimos nada hasta que me bajó en la estación Blanche.

Lo que el quería mostrarme fue la vista más hermosa del mundo: la de Monmartre. La primera vez que la vi yo aún era una niña pero lloré como un bebé de la belleza que mis ojos podían captar, y verlo con el sol apenas saliendo.. ¿qué les digo? como para volverse a enamorar, ¿no?

miércoles, 27 de febrero de 2013


Nos recibieron el coche y subimos las escaleras que daban al Grand. Esta vez no les falló nada: la decoración era perfecta, los canapés estaban exquisitos y al ver a la gente hasta sentí que los había extrañado. Yo portaba un vestido lila de seda drapeada strapless, sencillo, cómodo y definitivamente lucidor. Me urgía estrenar una bolsa de un diseñador mexicano muy famoso que había hecho una colección edición especial con una joyería. Aunque mi outfit era perfecto mi gran logro había sido Camila, que si no la presiono habría llegado con shorts de mezclilla  y tirantes, como le encanta andar. Llevaba un vestido negro alto que servía de base para las alhajas que su padrino el joyero le había prestado para hoy, tacones negros altos y una bolsa que yo le había regalado de otro diseñador mexicano con quien llevo muy buena amistad. La turca se veía preciosa pero no compró nada en el Triángulo de Oro, ella llevaba un vestido típico muy elegante, también se veía impresionante.

Se lucieron estos niños con la barra pero más con los tragos, claro que dieron champaña, pero la cocktailería merecía un aplauso. Caminamos entre la gente, con algunos hablábamos con otros una sonrisa de lejos era más que suficiente. Creo que por primera vez asistimos todos..

Estaba la nieta del viejo Soumer, los mellizos Nosbi, los Salim, los Rivas Asturias.. no puedo decir que la fiesta prometía mucho porque cuando son los hijos o los sobrinos de alguien, suelen ser muy divertidos, en cambio los nietos... como que no aprecian el glamour de estos eventos.

-¡Bernardina querida! - me encanta saludar como mi mamá cuando pretendo ser muy amiga de alguien.
-¡Nicola Divari! -así me decía su padre que en paz descanse, a mí y a mi hermano nos quería muchísimo y nos invitaba a su casa de los montes a jugar el día 11 de cada mes.
-Hace años que no nos vemos, ¿Qué te has hecho? Escuché que acabas de cumplir 4 años con Noel .
-Sí, es verdad, de hecho estamos pensando en formalizar.
-¡No me digas eso B! ¡Qué felicidad!

Nos interrumpió Jaime de la Olla, un chaparrito treintón que había dejado de salir a eventos sociales porque su tío cometió un fraude en México, supongo que estando en las europas se está dando sus lujos.

-¡Las dos bellas socialités de 6 años! ¡Ah no! Ya han crecido.
-Reímos con él y nos platicó de unos negocios que está haciendo en Marruecos con unos turcos que casualmente, según supe después, son los mismos que tienen negocios con Beto.

-A quien no he visto es a Gabrielle ¿alguien ha sabido de ella?
-Ella.. - intentó responderme Jaime pero Bern lo interrumpió.
-Ella ya no puede estar ni convivir con nosotros.-dijo en un tono duro que te inspiraba a no insistir.
-¿Por qué no pedimos unos martinis?.. por los viejos tiempos.

Ya viene Grand Möet y por supuesto que yo no tengo con quien ir pero no me afecta. Cam llevará a Ney y espero que Beto no llegue nunca, o que llegue con novia. 

Bendito Dios a Ney no la dejan viajar sola y llevaba un escolta de nombre impronunciable que nos cargaría las bolsas de lo que compráramos. La verdad es que a veces prefiero no comprar y no cargar.

-¿Vamos a Champs?
-Por supuesto que no Camila. - le dije.
-Qué más da dónde compremos los outfits, la cosa es que nos quede, que nos guste.
-No voy a discutir contigo.

La turca venía adelante y le explicaba a su escolta como llegar al triángulo de oro. Ya me urgía entrar a las tiendas y no tanto para gastar sino para ver lo que escogería Ney, que para ser de un mundo que no conoce los jeans, las plataformas y los bikinis brasileños, tiene un gusto impresionante para las marcas occidentales. Ella debió estudiar moda, no idiomas.

Entramos a muchos lugares y nos probamos todos los vestidos del mundo. Camila enloquecía entre accesorios y ver “qué le queda a qué y alguien tráigame unos tacones amarillos para ver y recógeme el pelo porque no sé”.... LOCA. En cambio Ney se acercaba a las prendas, tocaba las telas, veía los bordados, las piedritas, la seda, evaluaba lo largo del vestido, lo ancho del talle, en fin eran lo contrario a la hora de comprar pero se tardaban los mismito: horas y horas. Sin embargo no me hartaban, al contrario, con Cam nunca paso tiempo de calidad, casi siempre me la encuentro en fiestas que no le gustan o en reuniones de las que ya me quiero ir. Y lo cuento así porque siempre son las mismas personas en los mismos lugares, nuestra vida social es un dejà vu infinito... tal vez por eso es que me gusta tanto viajar y estar con gente nueva. Por otro lado con Ney ya no voy a estar igual porque se casa el próximo junio y nunca más la veré sin marido en mano. Ellas no saben como las estoy disfrutando y lo bien que me la estoy pasando.

domingo, 17 de febrero de 2013



La turca es una niña linda y de muy buena educación. Sus papás tienen muchos negocios en su país y forman parte de la crema y nata de por allá. Amo que nos cuente sus historias de fiesta y de cómo conoció a tal y a tal. Sobretodo porque parece que está hablando de algo que ocurrió hace 100 años: no habla de comida instantánea y productos  desechables, sino de reliquias familiares, de bordados hechos a mano, de chaperones, de celosías... no sé, tal vez me encanta porque también alguna vez así fue México, antes de los productos desechables, las ideas desechables y la gente desechable. Además, todo lo cuenta tomándose el tiempo para hacer las pausas necesarias y para darle sorbos a su té favorito, uno que siempre trae cargando en una bolsita. Ya le dije que si un día nos visita a Cam y a mí, va a tener que encontrar otras formas de llevar esa hierba o se meterá en problemas. Todo esto lo estaba pensando mientras ella hablaba, me volví a conectar a la conversación cuando escuché un “me pone el cuerno”..

-¡¿Qué?! - gritamos Cam y yo.
-¿Qué dije?
-¿Cómo está eso de que te ponen el cuerno? 
-¡Pero aún así me voy a casar! Tranquilas.

Cuando vio nuestras caras aterrorizadas, nos explicó:

-Allá no es como aquí, aquí de eso te agarras para zafarte de alguien. Allá lo sabes y prefieres tu boda, tus hijos, tus familiares contentos a tirarlo todo por una sola aventurilla que tenga él.

Cabe destacar que nada de esto lo dijo con desagrado, con desgane ni con sumisión. Así son las cosas allá y ella es de allá, ella entiende y acepta cosas que nosotras no. Esto no la hace débil, esto la fortalece. Después agregó:

-Además nunca me dejaría por ella, por la costurera.

Nosotras estábamos escandalizadas no por lo que decía sino por cómo lo decía, como si contara lo que comió ayer; sin embargo nos mostramos tranquilas porque ella lo estaba.

-Claro que no te dejaría, tú eres una chica increíble y vales la pena al 100%- dijo Cam un poco indignada.
-Es verdad, pero no sólo no me dejaría por eso sino porque la escuincla de quien les hablo ya no es virgen y ha pasado por más de uno allá en Estambul, por eso les digo que descuiden, no pasará nada.- y sonrió.

Neylan es la última de cuatro, todos varones antes que ella. Su madre ya no podía embarazarse según el doctor y creyó que ya no se le haría tener una mujer, pero después de resignarse llegó Ney. Su nombre significa “deseo cumplido”.

Cuando la turca se paró al baño, Cam me dijo: 

-Vámonos de shopping ya o si sigue con historias de:  “cómo mi novio se acuesta con todo Estambul mientras yo me guardo para él” me van a hacer que la mate con mis propias manos.

martes, 12 de febrero de 2013



-¿Los polacos están aquí? No sabía, ¡qué gusto! ¿Y qué hacen o qué?
-Vamos a ir a la latin quartier a comer porque los pobres comen diario aquí en su restaurante y ya no pueden más.

En el barrio latino (NO ES DONDE ESTÁ LA COMUNIDAD LATINOAMERICANA, así se llama porque ha sido zona de estudiantes desde hace siglos y originalmente hablaban latín. Evidentemente es donde está la Sorbona de París) hay muchísimos restaurancillos tipo francés donde puedes comer comidas corridas por 8, 10, 15 o hasta 20 euros.. y a mí me encantan, pero hay uno en especial que me maravilla porque los dueños son unos hermanos rusos y se empezó a correr el rumor de que si eras de nacionalidad rusa y no entendías francés, fueras ahí y te sentirías como en casa, así que todos los rusos de París estaban en ese punto siempre. 

Fuimos y comí pato de pura nostalgia de ver a los polacos. Nos platicaron que terminaron haciendo negocios en París aunque ellos no querían y así se siguieron hablando hasta que los rusos empezaron a mover unas mesas, este lugar es bonito porque ya entrados en copas cualquiera extraña su casa, pero aquí pusieron música rusa, ¡y a bailar, beber y cantar! aquello terminó por parecer una boda. Cam y yo optamos por ir a dormir una villa estudiantil donde su amiga, mejor conocida en México sencillamente como “la turca” se estaba quedando. Adiós por hoy Polonia y Rusia, hola Turquía. 

face      Nicole Adiktah
twitter   @nicolecanun

Es hora de volver a cargar mi celular.. mil mensajes de Beto otros tantos de Alex... ajaa.. ¡uno de Camila! ¡qué emoción! “Amiga, ¿vas al Grand? ¿por qué no me contestas? Te amo” Ahora que lo pienso la única persona con quien me la paso bien en esas fiestas con ella.

Camila era una persona especial. Aunque es hija de gente muy importante y está rodeada de lujos todo el tiempo, es desenfadada, en su forma de ser, de pensar, de actuar... y claro, de vestir. Me encanta ver sus fotos en periódicos y en revistas sociales, siempre aparece rodeada de oxigenadas, plásticas, operadas, haciendo boca de pato, entaconadas y falsas mujeres de sociedad y ella con su ropita sin chiste, en flats pero atacada de la risa (creo que no entiende que las fotos son para sonreír no para reír, jaja). Es de las que nunca le haría daño a nadie.. y aunque mi mamá la califica constantemente de hippie, también sabe que cuando los eventos son magnos hay que lucirse.. eso es lo que me gusta de ella, lo versátil que es. Es más, en sociedad es famosa por eso.. desde niña, cuando jugábamos a ser hermanas porque se apellida casi como me llamo: Nicholayevsky.

-¿Cami?
-¡Nico!
-¿Cómo estás? ¿dónde andas?
-Bien, bien ya llegué a París, ¿y tú? ya llevas rato por acá, ¿cierto?
-Sí llevo días aquí pero mi hermano no me soltaba: museos aquí exposiciones acá eventos por acuyá, ya sabes cómo es, se quiere comer el mundo y no nos dio la vida.
-¡Qué bien! ¿Estás con él?
-No, fue a Barcelona a ver a Carlos Alberto Peñalver.
-¡¿Carlos Peñalver está en Europa?!
-Sí Cami, y te prohibo ir a perseguirlo, te-lo-pro-hi-bo.
-No te cansas de hablar feo de él, ¿verdad?
-No me canso de cuidarte de él, que es otra cosa.
-¿Bueno y qué plan Nic?
-Tú dime.
-Yo estoy con los polacos, ¿no quieres venir?

Ay esos polacos... nunca, NUNCA se me va a olvidar cuando Cami y yo los conocimos. Eran dos jovencitos emprendedores que habían abierto un restaurante de comida polaca en la Condesa, en la Ciudad de México. Yo invariablemente pedía el pato a las peras con ensalada de betabel y arenques con pepinos en salmuera, eran una auténtica delicia y la especialidad de la casa. Cami pedía siempre diferente y era muy indecisa, se tardaba tanto, que cuando los polacos ya eran nuestros amigos se la pasaban sirviéndole cosas “sorpresa” que no estaban en el menú. Pero bueno, un día hubo ahí un evento privado y cerraron las puertas al público. Estábamos en la terraza Cam y yo cuando se acercaron los polacos, nosotras sabíamos que eran los dueños pero nunca habíamos cruzado palabra con ellos. Resultó ser que era cumpleaños de uno y en aquel entonces no sabían mucho español y a eso, sumarle lo mucho que habían tomado okowita (vodka), pues dio como resultado que lo único que pudo decir (unas doscientas veces) fue: “you, me, disco” . Después descubrí que lo quería era bailar.

El restaurante quebró y ellos volvieron a Europa, pero nunca a Polonia, ellos se buscaron otro restaurante donde hacer negocio y yo otro restaurante donde comer pato a la pera.


face      Nicole Adiktah
twitter  @nicolecanun

No pues ya sabes que por mí sí hermano, pero ni modo que dejar solita a Nikkie, y si la llevo se va a aburrir, la verdad me la estoy pasando bien, ya teníamos tiempo de no hacer cosas juntos.

Sí se me antoja mucho, pero ¿qué te digo? vine a cuidar a mi hermana.

Seguramente hablaba con Charly. En las bolitas de hombres nunca faltan varios personajes: pero los más básicos son el bufón, el inteligente, el galán, el romántico y el líder. Charly claramente es el bufón. Te mueres de risa cada que habla pero es alguien que no deseas de novio ni de tu peor enemiga. El auténtico prototipo de patán. Le ha tirado la onda a unas mil, ha tenido queveres con unas 400, ha salido con 200 y andado con unas 100.. claro que estoy exagerando, pero no por mucho. 

-Yo creo que platicamos, ¿no? - le dije
-¿De qué?
-Pues de que no tengo 10 años, y de que no soy Gina..

Gina fue una novia que tuvo mi hermano, era más chica que él y la forma en la que se comportaba era de niña chiquita. Desde que cortaron tiene una necesidad ridícula por cuidarme. Claro que antes de eso casi ni hablábamos. 

-¿Qué tiene que ver Gina?
-No tienes que estar atrás de mí cuidándome todo el tiempo, aunque lo agradezco, no lo necesito. Puedes ir a donde quieras, cuando quieras. Estás en Europa, sal a hacer lo que te de la gana.. para eso es viajar, para sentir esa libertad que no te da tu hogar, porque aunque México es increíble y me encanta estar en mi casa, estar ahí es tener obligaciones, trabajo, tarea, responsabilidades con unos y con otros. Estar fuera es estar en un mundo paralelo donde todo es posible y donde no hay a quien entregar cuentas ni a quien pedirle permiso.. y menos a mí.. nunca dejes de viajar por alguien, no importa si soy yo, si es mamá, si es una novia, no dejes de permitirte la oportunidad de vivir algo increíble solo, de regalarte una experiencia, porque es algo que te va a acompañar hasta que te mueras, en cambio, las personas no son seguras, esas no son para siempre: cortaste con Gina, ya ves, y por ella no te habías ido a estudiar al extranjero. 

Le sonreí y le ayudé a empacar. “Igual es sólo por unos días” - decía con una sonrisa en la boca. Además se va con Charly, se la va a pasar increíble. Fui a dejarlo a la estación, en lo que llegaba el tren no sentamos en un lugar de hamburguesas, pero yo iba a la mitad de la mía (como lentísimo) cuando ya era hora de que mi hermano se fuera.

No te pares, tú acaba de comer yo ya terminé, mejor me voy yendo. Regreso en unos días, ¿vale? No dejes de marcarme diario o mandarme algo porque si no ¡regreso! Nos reímos un ratito y se fue. Y justo después me sentí mal, el había ido hasta allá y yo orillándolo a dejarme y a viajar solo (porque de París a Barcelona iría solo pues), así que después de unos momentos de pensarlo, boté la hamburguesa y corrí al tren, creí que ya se había subido pero no estaba hablando por teléfono justo en la entrada. Yo iba a llegar por detrás suyo para aunque despedirme bien, con un abrazo, con algo pero lo escuché decirle a Charly:

-La verdad me voy sin preocuparme, sé que sabe cuidarse sola... pero igual ya sabes que no la estoy dejando sola.

...Y pensé en Matuk...

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martes, 29 de enero de 2013


Próxima parada la Gare du Nord. Traía mil maletas y mi hermano ya me había mandado un par de mensajes para saber dónde estaba. Me bajé del tren (que fue una reverenda monserga dada la cantidad de personas que se subieron al tren sin reservación y creían que no los iban a cachar). Para que lo sepan, te multan y te bajan si eso ocurre. Me urgía verlo y abrazarlo porque insisto, ustedes no saben lo infinitamente sola y miserable que me he sentido en este viaje, particularmente las primeras semanas, después ya estando con amigos lo fui olvidando, pero aún así...

Él estaba comiendo algo de una envoltura de celofán amarilla y no se dio cuenta de que yo estaba detrás suyo.

-Hola guapo
-¡Nikkie!
Nos abrazamos y luego me dijo:
-Por favor vamos por algo decente de comer porque ya no puedo más.

Lo llevé a Casa Domenico, que es el restaurante en contra esquina del hotel de Jerome, y claro que pasé a saludarlo, no nos quedamos ahí porque Mauro, el mejor amigo de Álvaro nos prestó su depa.

Mi hermano estaba como niño chiquito, nunca lo había visto así: sacaba un librito y de ahí decidía a qué museo ir, en qué bar tomar... como si no se supiera París de memoria. Bueno no importa hay lugares que tengo mucho de no ir y hay otros tantos que no recordaba o que nunca había ido. Yo ese día no tenía ganas de nada, estaba cansada y quería dormir, mi hermano en cambio traía toda la actitud del mundo.

Al día siguiente me despertó a las 6am ¡a las 6 am! Me bañé como pude y desayunamos huevos Romanoff (huevos pochados sobre salmón metidos en pan muffin tostado con mantequilla, acompañado de sukini asado y aderezado con salsa holandesa y caviar beluga encima) que claramente hizo Álvaro porque a mí se me quema el agua.

Esta era la primera vez que viajábamos solo él y yo, así que cuando dijo “a ver si me aguantas el paso”, me reí por dentro porque no sabe con que clase de viajera esta tratando.

sábado, 19 de enero de 2013


Una vez fui a París con Beto. Claro que no fuimos solos, fuimos con nuestros respectivos padres pero nos la pasábamos sin ellos. Nuestras familias aprovecharon para verse, ellos venían a ver a Beto y nosotros al mejor amigo de mi papá que era embajador de México en Francia. Él me mostró la Sorbona, que era donde estudiaba en aquel entonces. Y yo le enseñé el lugar donde siempre me he quedado desde que recuerdo, a unas cuadras del Arco del Triunfo. El dueño del hotel se llama Jerome y como me consiente cada que aparezco por ahí. Me ha visto chiquita, enamorada, llorando, sintiéndome sola... Y para componer mis días tristes antes me daba jugo de naranja fresco que mandaba hacer en la cocina, ahora me invita pastis.

Beto lo odiaba. Al pastis y a Jerome.

Un 27 de noviembre hacía un frío infame y Alberto quería pasear a fuerza.

-Ya no quiero caminar Alberto, ya me cansé y hace mucho frío y si mi mamá se da cuenta de que nos salimos del cumple de Melissa se va--
-Ya, ya, está bien, pero hay que regresarnos por el otro lado.

Habíamos caminado todo el Senna de Oeste a Este y el puente más cercano era el de Solferino, el famoso puente del amor, donde las parejas ponen un candado con sus nombres, lo cierran y tiran la llave al río, de manera tal que si alguien quiere deshacer esa unión, tendrá que bucear en el Senna hasta encontrar la llave y abrir el candado.

Cruzamos por ese puente y Alberto se sentó en una banca a amarrarse las agujetas, lo que me faltaba, esperarnos justo donde más corriente hay. Así, sentado se me quedó viendo con sus ojitos verdes entrecerrándolos por el viento y sonrío. Por cursi que suene se paró el tiempo y fui feliz: así con él mirándome y con una resolana de invierno iluminando París, París de fondo.

-¿Quieres ser mi novia?


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Tengo un cuadernito en el cual desde niña le escribo a París. Más que nada son cartas de amor. Nunca olvidaré la primera vez que fui. Todo me maravillaba. Todo lo que tocaba el sol era digno de ser alabado. Y mis ojos se llenaban de belleza cada que los abría. Nunca me he cansado de París y sus alrededores, ni de los jardines de André Le Nôtre, ni de los puentes. Menos de la torre Eiffel, y claro que es un cliché pero qué me importa, nunca he me he sentido más viva que cuando la vi por primera vez, me fui de rodillas contra el pasto y la admiré por horas.. sonreí por días. Y ahí empecé a escribir de mis viajes, lo hacía aunque fueran letras sólo para mí. Ahora que publico les quiero compartir un poco de aquello, pero cuando se acabe París.

domingo, 13 de enero de 2013



Dormimos y dormimos y dormimos. Y al despertar decidimos que se había acabado Berlín y que habíamos cerrado con broche de oro. Despedirme de Berlín era algo que aunque parecía sencillo después terminaba por dolerme quién sabe porqué, y me daba nostalgia acordarme o ver el llavero que compre ahí y que siempre traigo conmigo. Veo las fotos de mil ciudades pero veo las de esta y mi corazón se hace chiquito y las palabras no me salen, pero por lo mismo siempre prometo regresar y siempre regreso.. ¡Pero ya! ¡Dejémonos de eso! Siguiente parada Bélgica, directito al Tomorrowla--

-¿Bueno?
-¿Estás loca?
-¿Quién habla?
-Álvaro.

Me apaniqué, era mi hermano mayor.

-Contéstame Nicole, te juro que si cuelgas--
-Aquí estoy, aquí estoy.
-¿Cómo esta eso de que andas solita por todos lados? ¿Me quieres decir?
-Bueno ni tan solita, estoy con unos amigos.
-¿Con unos amigos? ¿Dónde los conociste? ¿Quiénes son? De seguro los conociste allá. ¿Qué te pasa Nicole? ¿Qué no viste búsqueda implacable? ¿Sabes de los peligros...

[Esta platica siguió para siempre]

-Bueno, y a todo esto, ¿dónde carajos estás? 
-En Berlín
-¿Y que tal? ¿Te gustó?-me dijo ya en un tono más amable.
-Sí, mucho-
-Qué bueno, en fin, te me vas a la central y reservas un ticket a París, te espero en la Gare du Nord. Mándame un mensaje de a qué hora llegas.
-¡¿Estás aquí?!
-Claramente estoy aquí, no iba a dejar que anduvieras viajado sola.

Fue un segundo en el que lo pensé todo: él tenía que acostumbrarse a la idea de que ya no era una niña y de que era independiente, me las he arreglado sin el toda la vida y esta no tiene porque ser la excepción; sin embargo, y aunque sé que no he querido ahondar mucho en esto, me siento sola, casi siempre pero aquí mas, y mi hermano es alguien a quien adoro y disfruto mucho su compañia, y más que se preocupe por mí. Adiós Tomorrowland, adiós amigos, adiós Berlín de nuevo.... además... como si me pusiera de malas ir a la ville lumière.


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