Praga tiene un encanto natural muy especial, es por eso por lo que no la comparo con ninguna otra ciudad. Tiene historia, aventura y poesía, los tres ingredientes mágicos que pueden seducir a cualquiera, y más a alguien tan enamoradiza como yo. Y después de un largo día, de caminar y comer como loca a lado de Nacho y mis nuevos amigos, que por cierto, me cayeron increíble enseguida, nada como llegar a la casa (siempre le digo casa al lugar donde me quedo, y esto se le hacía de lo más gracioso a Nacho) y tumbarme en la cama, desde donde podía ver la ciudad. Había un restaurante a dos cuadras del depa, y cenábamos siempre ahí, rico pero había que llegar temprano porque el pato y el spaguetti se acababan rápido, pero bueno, aunque así fuera nos quedábamos siempre por las cantidades industriales de cerveza a las que mis amigos eran asiduos. Y así se me fueron los días; después llegaron más amigas de Nacho, unas mexicanas con las que estuvimos un par de días. Después llegó la prima de uno con su novio y los turisteamos un rato (y ese día fuimos a comer mussels ¡¡mmmm!!) pero luego..
-Nikkie!
-Mandee
-Está sonando tu celular
Subí corriendo las escaleras y alcancé a contestar
-¿Qué onda bonita?
-Hola Beto.
-¿Cómo estás primor?
Y yo no dejaba de decir para mis adentros: ¡no soy tu novia! ¡ya no soy tu novia!
-¿Bien y tú?
La platica superficial se extendió lo suficiente como para que yo le dijera “bueno y ¿qué necesitas o qué?”
-Perdón, no sabía que estabas ocupada.
-Un poco, pero no te preocupes, dime.
-Pues sólo quería saludarte y preguntarte ¿qué tal está el clima en Praga?
Me quedé helada, ¿cómo carajos sabía que yo estaba en Praga? No me digan que otra vez Alexandre estaba por ahí y me vio. Le colgué y no respiré por un minuto.
-¡Nikkie!
-Mandee
-Vamos a la tienda, quieres algo?
-No, pero voy con ustedes.
Dejé mi celular y salimos del edificio, fui la primera en salir, distraída como siempre y sin querer me estrellé contra una persona.
-Disculpe, no fue mi inten... Matuk?
-Nic, ¡qué sorpresa! - y sonrió nervioso.
Y de pronto todo tenia sentido...
-¿Quién te paga?
-¿Perdón?
-Que ¿quién te paga? ¿o será que te he encontrado tres veces en tres ciudades distintas de Europa, cerca de mí, en los días precisos?
-Perdón pero no se de que hablas Nic, mejor platicamos luego -y se fue casi corriendo.
Claramente, me puse a llorar. ¿Y qué más hacía? no sabia que estaba pasando ni por qué me pasaban estas cosas. ¿Quién hace eso? ¿Quién le paga a alguien su viaje a Europa, para seguir a una niña? ¡Qué maldito miedo!
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